Las señales de que alguien puede no querer vivir pueden variar desde cambios sutiles en el comportamiento hasta expresiones más obvias de angustia. Es importante tomar en serio estas señales y ofrecer apoyo y ayuda.
Expresar desesperación:
Las expresiones persistentes de desesperanza, desesperanza o falta de dirección futura pueden indicar una pérdida de motivación en la vida.
Retroceder:
Retraimiento social, aislarse de amigos y familiares y evitar actividades o eventos que alguna vez disfrutaron.
Cambios en los patrones de sueño:
El insomnio, dormir demasiado o los patrones de sueño irregulares pueden ser signos de angustia emocional.
Cambios en el apetito o el peso:
Cambios significativos en el apetito, incluido comer en exceso o en exceso, lo que resulta en un aumento o pérdida de peso significativo.
Aumento del uso de medicamentos:
Mayor uso de alcohol, drogas u otras sustancias para lidiar con el dolor emocional o los sentimientos de adormecimiento.
Negligencia en el cuidado personal:
Disminución de la higiene personal, abandono de los hábitos de aseo personal o falta de interés por la apariencia.
Perder interés:
Pérdida de interés en pasatiempos, actividades o relaciones que alguna vez le brindaron placer o satisfacción.
Hablar de la muerte:
Hacer referencia con frecuencia a la muerte, el morir o el suicidio, incluso si parece casual o en broma.
Donar propiedad:
Haga planes para el futuro, como regalar una posesión preciada o hacer arreglos para comprar una mascota.
Calma repentina:
Una sensación repentina de calma o sosiego después de un período de dolor intenso puede indicar que han decidido poner fin a su vida.
Comportamiento autolesivo:
Participar en conductas autodestructivas, como cortarse o quemarse, como una forma de afrontar el dolor emocional.
Investigar métodos de suicidio:
Busque en Internet información sobre métodos de suicidio o acceda a información relacionada con el suicidio.
Si nota alguno de estos signos en usted o en alguien que conoce, es importante que lo tome en serio y busque ayuda de inmediato. Comuníquese con un profesional de salud mental, un amigo o familiar de confianza, o una línea directa de crisis para obtener apoyo y orientación. Con la intervención y el apoyo adecuados, se puede ayudar a las personas a superar los sentimientos de desesperanza y encontrar razones para seguir viviendo.